Un padre que hace mucho que no ve a sus hijos, llama a su hijo Daniel que vive en Nueva York y le dice:
-Lamento arruinarte el día, pero tengo que decirte que tu madre y yo nos
estamos divorciando, cuarenta y cinco años de aguantarnos es suficiente.

-Papá, ¿Que estás diciendo?!Y justo antes de las fiestas de fin de año! grita
el hijo.

-No podemos soportar seguir viviendo juntos, le contesta el padre.
Estamos hartos el uno del otro y estoy cansado del tema, así que es mejor que llames
a tu hermana Ana en California para contárselo.
Y cuelga el teléfono.

Preocupado, el hijo llama a su hermana, que explota por el teléfono.
¿Cómo que se están divorciando?!Me van a oir, yo me hago cargo del asunto!
Inmediatamente la hija llama al padre y le dice:

Vosotros NO os divorciáis! No hagáis nada hasta que yo llegue.
Ahora mismo voy a llamar a mi hermano y vamos a ir los dos a hablar con vosotros.
Hasta entonces no hagáis nada, ¿ME ENTIENDES?

-El padre cuelga el teléfono, mira a su mujer y le dice: Muy bien María todo salió perfecto.....
¡Los dos vienen para fiestas y se pagan los pasajes!